Había una vez un joven turista que visitaba por primera vez la ciudad de Barcelona. Uno de los lugares que tenía en su lista de visitas obligatorias era el famoso mercado de La Boquería.
Cuando llegó a la entrada del mercado, quedó fascinado por el hermoso rótulo que colgaba sobre la entrada principal.
Decidió preguntar a uno de los vendedores del mercado sobre la historia del rótulo y se enteró de que había sido diseñado por el famoso arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch en 1914.
El vendedor también le contó la leyenda que rodeaba al rótulo: se decía que San José, el santo y patrón del mercado, había sido quien lo había encargado para proteger a los comerciantes y clientes del mercado.
El joven turista quedó impresionado por la belleza y la historia del rótulo de la Boquería.
Decidió hacer una foto para recordar ese momento, pero antes de hacerlo, notó que un anciano estaba cerca de él, mirando fijamente el rótulo con una expresión de nostalgia en su rostro.

Intrigado, el joven se acercó al anciano y le preguntó si conocía algo más sobre la historia del rótulo.
El anciano sonrió y le contó que él había nacido y crecido en Barcelona, y que había visitado la Boquería desde que era niño.
Recordaba cuando el rótulo original fue colocado y lo emocionante que había sido para todos los comerciantes y clientes del mercado.
El anciano le dijo al joven turista que el rótulo era más que una simple señalización, era un símbolo de la historia y la cultura de la ciudad de Barcelona.
El turista le agradeció haberle recordado esa historia y le dijo que siempre recordaría esa conversación cada vez que pasara por allí.

Desde ese momento, el joven entendió que la belleza de un lugar no radica solo en su aspecto físico, sino en la historia y la gente que hay detrás de él.
Y cada vez que pasaba por la entrada del mercado, recordaba esa conversación con el anciano y apreciaba aún más la belleza y el significado del rótulo de uno de los mercados más icónicos de Barcelona, y del mundo.
Después de leer esta historia podemos afirmar que la Boquería ha creado una imagen para millones de visitantes que pasan cada año por ahí.
Y no solo el de la entrada.
Sabemos que la Boquería, al igual que otros lugares emblemáticos, ofrece una gran oportunidad para crear diseños impactantes y creativos que capturen la atención de los visitantes y los inviten a explorar todo lo que tiene para ofrecer.
Para destacar entre la multitud y llamar la atención de los clientes potenciales, es fundamental contar con una buena imagen corporativa y una señalización adecuada.
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